Hace un par de años el colegio abrió sus puertas al proyecto de integración.
Durante el mes de septiembre, nos propuso desarrollar nuestras actividades con los chicos de primaria con el objetivo de movilizarlos a reflexionar sobre la integración social de personas con discapacidad. Cada grupo trabajó sobre una problemática diferente (discapacidad visual, auditiva, motora y mental). Los chicos pudieron desafiar creencias, intercambiar opiniones y ponerse en el lugar de la persona con discapacidad.
Este trabajo se extendió a padres y docentes, quienes también tuvieron un espacio de encuentro para expresar sus ideas e inquietudes.
Algunos padres participaron de un desayuno en el que compartimos los testimonios de los chicos...Y la propuesta llegó también a ellos, ya que muchos se animaron a vendarse los ojos para vivenciar lo que siente una persona ciega cuando come.
Nos parece importante compartir la mirada desde el colegio en relación a lo que se vivió con la propuesta. Este es el testimonio del director Jorge Ortíz.
“Las impresiones que me dejó el paso de AUDELA por mi querido Colegio San Juan El Precursor”
A partir de la primera reunión para fijar objetivos y metodología de trabajo entre el equipo de AUDELA y nuestro equipo directivo, empecé a formar en mi mente una opinión de ellos que podría expresar con una oración exclamativa: “¡Qué profesionales!”. Los signos de admiración están muy bien puestos porque los admiro.
Dice el refrán: “de
l dicho al hecho, hay un gran trecho”, lo que siguió fueron los encuentros programados, “los hechos” a los que me refería. Primero hubo un encuentro informativo a los padres y luego se llevaron talleres vivenciales a nuestras aulas. AUDELA favoreció la presencia de personas discapacitadas en nuestras clases para que interactúen con nuestros alumnos: “Manos que cantan”; “Pintores ciegos”; “Encuentros rodados” y “Encuentros deportivos”. En todos estos talleres, nuestros chicos pudieron intercambiar experien
cias muy ricas con estas personas, aprender que es posible una sana convivencia con ellos y lo más importante observar como con tesón se superan las dificultades y la adversidad en la vida. A mí me llevó a preguntarme; ¿qui
én era el discapacitado?, ¿ellos o yo?, porque no puedo expresarme con el lenguaje de señas, no puedo pintar con los ojos tapados, porque “no puedo tantas cosas”, incluso “cosas del corazón”. Personalmente, esto me movilizó mucho interiormente, también por los testimonios que expresaron mis alumnos, y es así como pude evaluar su sensibilidad ante la discapacidad y también su disponibilidad para ayudar y servir. También me conmovió el desayuno con los padres, con muy buena asistencia y la práctica de ponerse en el lugar del no vidente, como también todo lo que pudieron decir a partir de sus sentimientos.
Otra pregunta que me hice por qué en mi juventud no tuve la oportunidad de tener una vivencia como esta, pero Dios sabe lo que hace y pienso que nunca es tarde para empezar a superar nuestros déficit y ser promotores de la felicidad del otro, de mi prójimo porque lo integro a mi vida y así poder recorrer juntos el cami
no del amor al que todos estamos llamados, porque Nuestro Señor quiere nuestra felicidad y no excluye a nadie, es decir incluye al discapacitado, ¿puedo acaso yo excluirlo?, mi respuesta es NO.
A la hora de escribir estas líneas, aún falta llevar a cabo un espacio de reflexión con los docentes, que seguramente será muy rico y colmará las expectativas de todos.
Gracias AUDELA.
Jorge A. Ortiz
Director Primario
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